Hay un antes y un después de haber participado en el PDE. Haberme encontrado con profesores con gran experiencia y de tanto conocimiento no sólo teórico sino también práctico, directores y asesores de una amplia gama de empresas, personas muy agradables y sencillas, me gustó mucho. Compartir con otros empresarios, discutir los casos, escuchar las diversas opiniones, es algo demasiado enriquecedor y a lo cual no se tiene acceso normalmente. En el día a día tenemos desafíos constantes que no nos dejan parar y mirar el bosque desde arriba, ni menos mirarlo en conjunto con visiones diferentes a las propias, eso, hace del PDE una experiencia maravillosa. Hoy con el PDE y como alumni del ESE, mi empresa podrá por fin dar un salto a ser una empresa mejor conducida y con más futuro por delante.

Para mí, el paso por estas aulas ha significado una experiencia irrepetible, que me refuerza que en los negocios es un imperativo ineludible el alto estándar ético, el pensamiento crítico, el respeto por los demás, la escucha y la opinión sincera, como una clara invitación a llevar el no pocas veces áspero terreno de los negocios a un plano donde el ser humano debe ser la cuestión central, óptica que me tiene muy feliz y logrando muy buenos resultados en mis actividades empresariales. Quisiera destacar que desde que cursé el PDE, en mi actual calidad de alumni y líder generacional, el ESE ha estado presente brindando oportunidades de participación en muchos ámbitos del mundo empresarial, lo que me hace sentir miembro predilecto de una muy acogedora familia, la familia del ESE.

Al ingresar a la empresa familiar, no tenía la experiencia de ser gerente general ni de llevar una empresa de esta magnitud. Tenía muchas preguntas, pero no sabía con quién conversarlas ni con quien intercambiar ideas. El PDE me permitió conocer a otros gerentes generales que estaban en la misma situación que yo, y así pude obtener otras perspectivas, ya que todos teníamos los mismos problemas. Los casos de negocios vistos en el PDE describieron problemas que finalmente todos teníamos en nuestras empresas. El enfoque del PDE, que dirige la gestión hacia la mediana empresa, me sirvió mucho, pues nunca lo había visto antes.

El PDE ha sido muy enriquecedor, tanto personal como profesionalmente, sobre todo por el hecho de aplicar los conocimientos adquiridos de forma real en mi empresa. La estructura del programa fomenta la discusión en clases y con los equipos de trabajo. Independientemente del rubro de la empresa de cada integrante, los problemas empresariales son comunes y cada uno aporta desde su expertise profesional y de la industria. Otro factor que para mí fue fundamental, es que el formato de clases y horarios es completamente compatible con la vida personal y laboral.

Susto fue lo primero que sentí cuando me ofrecieron hacer el PDE, ya que tenía que combinar nuevos proyectos en la oficina, niños y ahora estudio. El equipo académico, la infraestructura, el material de apoyo, el entorno y la dinámica de los diferentes cursos, fueron una combinación que me generó un gran aporte en el aprendizaje de información nueva y actualizada. Se agradece que enfaticen en poner foco en los valores empresariales, excelencia en la gestión y el valor de los colaboradores (entre otros), los que hoy en día tienen una preponderancia muy importante en la empresa. El buen nivel profesional y de variadas industrias de los participantes hicieron de la discusión de los casos y de la transmisión de experiencias personales, un real aporte para ampliar los criterios de decisión y robustecer las gestiones con el equipo en la empresa. Después de haber hecho el PDE y de 27 años como ejecutivo me decidí a emprender. Mucho del conocimiento, experiencia, conversaciones (hasta el día de hoy) y network generado en el PDE, me sirvieron enormemente para plantear mis nuevos desafíos, una hoja de ruta, sobrevivir y crecer con los años. Totalmente recomendable y no hay que asustarse respecto de combinar el PDE con el trabajo y familia, es un pequeño esfuerzo con grandes retribuciones.